Nada más pasar el viaducto y en la acera del Palacio Real, en el popular barrio madrileño de La Latina, encontramos un pequeño y coqueto restaurante de tan solo ocho mesas. Se trata de Francisca, cuya cocina predominante es vasca, con productos de mercado y temporada.
Sus propietarios son Carmen Patiño y Juan Almenara, que llevan veintiocho años instalados y han conseguido, aparte de sobrevivir, nada fácil en estos tiempos, que sea Franciscaun referente del buen bacalao en Madrid. Juan se ha jubilado, y Carmen se ha quedado sola al frente del restaurante.
El nombre de Francisca lo pusieron en homenaje a la cocinera de la novela de Marcel Proust, En busca del tiempo perdido. Su decoración es sencilla, con paredes están decoradas con figuritas y cuadros de época, creándose un ambiente cálido, que invita a relajarte y a comer sin prisas.
La carta no es muy amplia, pero toca todos los palos, incluyendo como plato de cuchara las alubias plancheta de León con langostinos.
Para empezar y compartir, tiene una buena cecina de León acompañada de salmorejo, el revuelto de morcilla, un pequeño popurrí de quesos (Idiazabal, Roncal de cabra y Cabrales) y las croquetas de jamón y de queso gorgonzola.
Como entrada, la menestra de verduras vasca que se compone de siete verduras rebozadas y fritas en salsa de cebolla, zanahorias y champiñones, las verduras naturales; el plato más conocido son las pencas de acelgas gratinadas, pero no desmerecen los espárragos gigantes de Lodosa o el surtido de profiteroles.
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